Agricultura certifica la ausencia de la Xylella fastidiosa en Andalucía con la realización de más de 6.000 análisis

La Consejería de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural ha certificado que Andalucía se encuentra libre de la presencia de la Xylella fastidiosa con la realización, en lo que va de 2017, de hasta 6.082 análisis sobre material vegetal sensible en viveros, puertos deportivos y comerciales, parques y jardines, así como en explotaciones de olivar, cítricos, viñedos y almendros. Así lo ha puesto de relieve el titular de este departamento, Rodrigo Sánchez Haro, durante su intervención en el Encuentro Internacional Phytoma España celebrado en Jaén bajo el título ‘El olivar: retos de la sanidad vegetal e innovación tecnológica’, un foro en el que ha abogado por los modelos de producción integrada y ecológica, “en los que nuestra comunidad autónoma es pionera y referente”, como la herramienta “más eficaz” para fortalecer los agrosistemas del olivar.

Sánchez Haro ha querido transmitir de este modo un mensaje de calma ante un problema contra el que, tras la activación desde 2014 de las acciones de control y prevención en el territorio de la región, se ha implantado un plan de contingencia para, a raíz de la entrada de la Xylella fastidiosa en la Península Ibérica, evitar su aparición en el campo andaluz y, si se diera el caso, atajarla. En concreto, se han llevado a cabo más de 800 actuaciones específicas de vigilancia desde que comenzara el año y desde el pasado 17 de julio está en marcha un teléfono de consulta y un correo electrónico para atender avisos de sospechas o consultas. “La administración y todos los operadores implicados estamos en alerta”, ha aseverado el consejero.

En esta línea, el responsable del ramo ha apuntado que se ha reforzado el personal y centros de investigación como el Laboratorio de Sanidad Vegetal de Jaén o el centro del Instituto de Investigación y Formación Agraria y Pesquera de Andalucía (Ifapa) Alameda del Obispo (Córdoba). En este último se trabaja, en colaboración con el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), para contar con un laboratorio de contención biológica. Todo ello, sin olvidar la petición al Ministerio de Agricultura y Pesca,  Alimentación y Medio Ambiente de “una norma con presupuesto que regule las indemnizaciones en todo el Estado”.

La producción integrada como solución

Rodrigo Sánchez Haro ha anotado la disminución del uso de fitosanitarios en el olivar como otro desafío importante y ha advertido de los peligros del cambio climático. El consejero ha reivindicado, en este punto, el acierto del enfoque de la producción integrada con el que la comunidad autónoma afronta la sanidad vegetal en la olivicultura, un campo en el que, según ha puesto en valor, “nos situamos en la vanguardia, tanto en lo que se refiere a implantación como a su regulación normativa”. No en vano, el olivar andaluz es líder en producción integrada con más del 80% de la superficie nacional tras superar las 395.000 hectáreas, más de una cuarta parte del suelo destinado a este cultivo en la región. “Y el olivar ecológico es, en este sentido, con las 75.800 hectáreas que tenemos en Andalucía, un paso más para potenciar la biodiversidad y el control biológico”, ha remarcado el consejero.

Ambos modelos de producción, que ocupan una tercera parte del olivar de la comunidad, vienen, a juicio de Sánchez Haro, a fortalecer los agroecosistemas del olivar y, por tanto, su resilencia ante los desafíos sanitarios y ambientales. De ahí, ha subrayado, que “apostemos por ellos con fuertes incentivos a través de las ayudas agroambientales y al olivar ecológico, que suman, en su conjunto, 160 millones de euros para el periodo de compromisos”, que es de cinco años. El titular del ramo ha anunciado que se “podrá ir más lejos aún”, ya que, “con la información que tenemos, en la Política Agrícola Común (PAC) del futuro (post 2020) los compromisos ambientales y la acción por el clima estarán más presentes en la concesión de subvenciones a los agricultores”.

Ante esta perspectiva, de hecho, como ha recordado Rodrigo Sánchez, el olivar andaluz cuenta desde 2015 con la red de seguridad que conforman la Ley del Olivar y un Plan Director, que “van a permitir mayores avances en estos modelos de producción sostenibles, basados en el conocimiento y la innovación”. Además, Andalucía es la única Comunidad Autónoma cuyo Programa de Desarrollo Rural (PDR) incluye un subprograma temático que reserva un presupuesto de más de 300 millones de euros para el olivar.

Todo ello, en un sector que “exporta aceite de oliva por valor de más de 2.500 millones de euros (un 25% más) y que llega a países de fuera de la Unión Europea como Estados Unidos, China, Japón o Australia”. Dos de cada cinco litros de oro líquido que se consumen en el mundo salen de Andalucía (la mitad de esta producción, de Jaén), de un cultivo que aporta más de un tercio del valor de la producción agraria de la comunidad (cerca de 3.600 millones), supone más del 40% del empleo agrario, aglutina a más de un millar de industrias (almazaras, envasadoras, entamadoras…) y emerge como “un agroecosistema con un alto valor ambiental y paisajístico”.

Agrupaciones de Producción Integrada

El consejero de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural ha defendido el papel de las más de 120 Agrupaciones de Producción Integrada (API) como los “principales instrumentos de la política de sanidad vegetal en Andalucía”. Se trata, como ha expuesto, de un sistema de gestión integrada que, con los agricultores como protagonistas, requiere de los servicios de los Laboratorios de Producción y Sanidad Vegetal de cada provincia, así como de la formación permanente y los avances en investigación promovidos por el Ifapa.

De igual modo, dispone de herramientas como la Red de Alerta e Información Fitosanitaria (RAIF), más de 5.000 Estaciones de Control Biológico y 209 Estaciones Agrometeorológicas Automáticas repartidas por toda la comunidad. La cantidad de datos recopilados por la RAIF ha permitido, por ejemplo, su uso como Big Data para, junto con dispositivos de inteligencia artificial, impulsar la creación de un modelo predictivo de control de la mosca del olivo, una de las mejoras que, desde la óptica de Sánchez Haro, “nos ha permitido implementar la innovación tecnológica del siglo XXI en el cultivo del olivar”.