UPA Andalucía denuncia problemas en las ventas y en el precio en origen de las cebollas andaluzas

Un nuevo sector se añade a la lista de las actividades agrarias a las que la crisis sanitaria por COVID-19 está empezando a afectar. Desde la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos de Andalucía (UPA Andalucía) se refieren al sector de la cebolla, que recientemente ha iniciado su campaña de recolección. En nuestra comunidad autónoma, este sector se concentra fundamentalmente en las provincias de Sevilla, Córdoba y Málaga, con una superficie total que ronda las 4.000 hectáreas cultivadas, y una producción que se estima en alrededor de las 150.000 toneladas para la presente campaña.

Dado que la campaña en nuestro país empieza ahora, los distribuidores y comercializadores han estado durante estos meses surtiendo el mercado nacional con cebollas procedentes de países comunitarios como Francia y Holanda, pero también importadas de terceros países como Nueva Zelanda o México. En los lineales de venta, durante estas semanas de estado de alarma, es usual encontrar la cebolla común a un precio medio de 1,50 euros el kilo, que oscila dependiendo de si se adquiere a granel o en mallas. En cuanto a la cebolla dulce, se ha vendido al consumidor a una media de 2,15 euros el kilo, mientras que la morada ha rondado los 2,30 euros/ kg.

Los productores andaluces, que intentan ahora colocar su producción en nuestro mercado, se encuentran con diversas trabas: en primer lugar, están percibiendo en origen por kilo de cebolla común 0,15 euros por kilo. Este precio no les permite cubrir ni tan siquiera costes de producción, y en muchos casos, está obligando a los agricultores a pasar la grada al cultivo sin ni tan siquiera recolectar el producto. “Tratándose de un producto fresco, sano, seguro y esencial en nuestra gastronomía, es una vergüenza que, ahora que lo producimos nosotros y no tenemos que importarlo, no se le dé un valor justo y una salida en nuestro mercado”, comenta Miguel Cobos, secretario general de UPA Andalucía. Desde los 15 céntimos que se están pagando a los agricultores andaluces por kilo de cebolla, hasta 1,50 euros que el consumidor paga en el lineal, hablamos de un incremento de un 1.000 % del precio, que se queda en los eslabones intermedios de la cadena, mientras que los productores se arruinan.

Y no se trata solo de un problema de precio en origen pues, así como está ocurriendo con otros sectores agrícolas y ganaderos, el de las cebollas también sufre las consecuencias derivadas del estado de alarma. Uno de los principales problemas es el cierre del canal HORECA, que elimina toda la distribución y venta de producto a restaurantes, bares y hoteles. También sigue prohibida la instalación de mercados al aire libre y de proximidad, donde muchos pequeños productores de verduras y hortalizas tenían su principal salida. Por otro lado, aunque el consumo en los hogares de productos frescos ha aumentado, por la mayor disponibilidad de horas para preparar comidas durante el confinamiento, no podemos olvidar a los millones de turistas que solemos tener en estas fechas primaverales, y que no estamos recibiendo. Por tanto, el volumen de pedidos a los productores de cebollas está desplomado desde el inicio de campaña.

Pero, si algo nos está revelando esta situación extraordinaria provocada por coronavirus, es la importancia de contar con un sector agrario fuerte y autosuficiente, y de la necesidad de seguir ostentando nuestra soberanía alimentaria. De esta manera, se podrá depender lo menos posible de importaciones y producciones externas, al mismo tiempo que se controla la trazabilidad y seguridad sanitaria del producto, se genera empleo y riqueza, y se reduce la huella de carbono derivada del transporte.

Por tanto, ahora que se dispone de cebolla propia, desde UPA Andalucía apelan al compromiso de la distribución, apostando por la adquisición y comercialización de la producción andaluza y nacional. Y se pide que se haga a unos precios justos y dignos para los agricultores, como ya obliga la propia modificación de la Ley de Cadena Alimentaria, pues hay margen de beneficio para todos los eslabones, sin que ello conlleve un incremento del precio final para el consumidor. Así mismo, también animan a los consumidores a comprar cebollas andaluzas y españolas y, para ello, los lineales de venta tienen que ofrecer a los clientes la posibilidad de adquirirlas para que tengan opción de elegir.

Desde la organización agraria también demandan la responsabilidad de las autoridades, que son las que deben velar porque se cumpla la Ley, y también tienen que incentivar la comercialización y el consumo de nuestros productos a través de campañas de promoción.

Solo contando con el apoyo de todos los agentes implicados en la cadena alimentaria, y de las autoridades competentes, podremos seguir disfrutando de productos frescos, sanos, seguros y a un precio asequible. De esta manera, estaremos protegiendo e impulsando nuestro tejido productivo en una economía que se va a quedar maltrecha cuando pase esta tormenta sanitaria, y en la que será necesario anteponer al interés particular el bien común, si queremos reponernos y mejorar los viejos complejos y problemas de nuestro sistema.

Fuente: UPA Andalucía