Movilizaciones de los algodoneros si no se autoriza el uso del tidiazurón

El responsable de algodón de UPA-Andalucía yvicepresidente del grupo de trabajo de este cultivo en el COPA-Cogeca, Francisco Javier Fernández, ha asegurado que todo el sector llegará «hasta el final», incluidas las movilizaciones, si el Gobierno no autoriza el uso del «tidiazurón», un defoliante.

Fernández ha asegurado que los productores se han quedado sin la única alternativa para abrir adecuadamente las cápsulas del algodón, donde se encuentra la fibra, después de la prohibición de esta materia activa en la Unión Europea (UE). Ha apuntado que dicha materia activa «se ha caído» de las opciones autorizadas para los cultivadores y a su juicio dos sustancias alternativas autorizadas en España, «desal» y «rivert», no son en realidad defoliantes ni actúan bien como tales, sino más bien «herbicidas quemantes».

Entre los efectos que provocan, según Fernández, está que «queman» las hojas de la planta del algodón y «dan muchísimos problemas de impurezas en la fibra», lo que supone un grave inconveniente tanto para el agricultor como para las desmotadoras porque merma la calidad y, por tanto, el precio al que puede venderse.

Según Fernández, el sector algodonero en bloque ha enviado hasta cinco cartas al Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (Magrama) para pedir la autorización excepcional del «tidiazurón» ante la falta de alternativas, pero que todavía no han obtenido respuesta, por lo que analizan otras actuaciones. «Si el Ministerio no da respuesta, recogeremos firmas de los algodoneros» para exigir la autorización, ha planteado, tras señalar que también barajan presentar una iniciativa del propio sector para el registro del tidiazurón «cueste lo que cueste» y que, si no hay visto bueno al defoliante, recurrirán a las movilizaciones antes de la campaña de recolección.

Por otra parte, ha reclamado un debate para que se autorice el algodón bt o transgénico, variedades que acaparan el 70 % de la producción mundial, pero que Europea prohíbe, con la que considera consiguiente competencia desleal que eso supone y la pérdida de productividad, al no contar con plantas resistentes a plagas y enfermedades, o la a sequía, o con más vigor.

Sobre la campaña actual algodonera, Fernández ha calculado entre 69.000 y 70.000 las hectáreas sembradas este año, menos que el ejercicio pasado, cuando los agricultores contaban con ayudas «desacopladas» a la calidad. Según ha resaltado, los precios mundiales, que marca la Bolsa de Nueva York, tampoco acompañan.

En su opinión, este año los cultivadores tienen nuevos condicionantes que afectan también a la decisión de siembra: las fincas de más de 30 hectáreas tienen que sembrar tres tipos de cultivos diferentes para poder acceder al pago verde o «greening» de la PAC; el 5 % debe dejarse en barbecho «o retirada» y más del 7 % destinarse a cultivos protéicos.

Para Fernández, es previsible, por tanto, una caída de la producción este año, aunque la normativa en vigor exige al menos un rendimiento de 1.000 euros por hectárea para poder cobrar la «ayuda específica» de la UE.

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