UPA Andalucía denuncia que la crisis del Covid-19 está siendo letal para muchos sectores agrarios

Tras los últimos meses en los que agricultores y ganaderos tomamos con nuestros tractores carreteras y ciudades, reclamando precios justos que acaben con los desequilibrios en la cadena alimentaria, y medidas que solventen la crisis estructural que atraviesa el sector agrario, podría dar la sensación a la ciudadanía, de que la alerta sanitaria por coronavirus ha mejorado la situación del sector agrario.

Nada más lejos de la realidad. Cierto es que los profesionales del campo tienen que seguir produciendo alimentos por razones muy poderosas. En primer lugar, porque en el actual estado de alarma el abastecimiento a la población con productos de primera necesidad, es un derecho y una obligación. Y, en segundo lugar, porque los ganaderos no pueden dejar de ir cada día a su explotación para alimentar y cuidar a sus animales y, los agricultores, aunque sus cultivos no estén en época de recolección, deben seguir atendiendo sus tierras con otras labores que aseguren las próximas cosechas.

Pero, a la hora de la verdad, a pesar de las compras masivas en los supermercados y tiendas de los últimos días, nos encontramos con varios inconvenientes: el problema de bajos precios en origen sigue subsistiendo, es más, algunas grandes superficies están aprovechando este escenario para bajar el precio de productos básicos como el del aceite de oliva.

Por otra parte, las restricciones de movilidad derivadas del estado de alarma, coartan los desplazamientos de los ciudadanos y reducen su frecuencia de consumo, que deciden adquirir, mayoritariamente, productos de primera necesidad y de larga duración. Por lo tanto, hay sectores como el de la fresa, en plena producción, o el del espárrago que, por ser perecederos y no considerarse de consumo básico, están sufriendo mermas importantes en las ventas.

Por otro lado, el cerrojazo de todo el sector de la restauración y del turismo, también está suponiendo graves pérdidas para el sector, pues toda la producción del canal HORECA, destinada a bares, cafeterías, restaurantes, hoteles y alojamientos, se ha eliminado temporalmente.

Especialmente, es una situación que está sufriendo el sector ganadero, pues son muchas las explotaciones y empresas que trabajan vendiendo su producto en exclusiva a la hostelería. Hablamos de materias primas como el cochinillo o el lechazo, que no se consumen ni preparan habitualmente en los hogares españoles.

También hay preocupación en sectores como el de los huevos camperos, o en el lácteo (tanto de vacuno como de ovino y caprino) pues, debido a la ausencia de turismo, muchas pequeñas queserías artesanas están viendo hundirse sus pedidos.

Otra de las medidas que contempla el estado de alarma es la cancelación de fiestas, celebraciones y, en general, eventos multitudinarios. Esto supone un duro golpe para nuestro sector turístico, que significa para España más de 84 millones de visitantes anuales y, en estas fechas, arranca su temporada alta en Andalucía con la Semana Santa, ferias y otras fiestas populares.

Pero, además, hay un sector olvidado al que esta situación afecta completamente: el de la flor cortada. A la anulación de eventos se une el cierre de establecimientos de comercialización y venta de flores y plantas ornamentales, en un periodo en el que el sector suele vender el 50% de la producción anual.

Uno de los pilares fundamentales dentro de las medidas gubernamentales para tratar de detener la propagación del Covid-19, es la restricción de movilidad para los ciudadanos. Aunque no hay limitación cuando se trata de que los profesionales del campo vayan al lugar de trabajo, se recomienda que se desplace una persona por vehículo. Sin embargo, la gran mayoría de las explotaciones andaluzas son pequeñas y de carácter familiar.

Por tanto, en muchas ocasiones, acuden al tajo varias personas en un mismo vehículo, por no disponer de otra alternativa de movilidad. Y deben hacerlo tomando todas las medidas de prevención que recomiendan las autoridades sanitarias, pero nos encontramos con que muchas de estas empresas no disponen de equipos de protección, por la escasez que hay en el mercado.

Todos estos factores están provocando preocupación, inseguridad y problemas para el desplazamiento al campo, que están disuadiendo a muchos jornaleros de ir a realizar su actividad. Se une también el cierre de fronteras, con países como Marruecos, del que se esperaba ahora en la provincia de Huelva un contingente de unas 9.000 trabajadoras para la campaña de frutos rojos. Consecuentemente, en la actualidad existe un problema de falta de mano de obra.

De esas restricciones de movilidad, cierre de fronteras y problemas de logística, se está derivando una reducción de las exportaciones del sector agroalimentario, tanto a países de la UE, como extracomunitarios.  Así mismo, las limitaciones pueden afectar al movimiento y distribución de semillas y plantas de vivero, productos fitosanitarios, otros medios de defensa fitosanitaria y fertilizantes, y cualquier otro tipo de insumo. Por tanto, puede haber graves inconvenientes que aseguren el desarrollo de una producción normal que garantice la cadena alimentaria.

UPA, junto a todo el sector agroalimentario, se han puesto a disposición del Ministerio de Agricultura y de toda la ciudadanía. Pero, para asegurar la producción de alimentos y el abastecimiento de los mercados, la organización agraria requiere del Gobierno que entienda y valore al sector como prioritario, y le dé indicaciones claras para que el sistema trabaje a pleno rendimiento en todos los eslabones.

Así mismo, reclama medidas de apoyo económico y cierta flexibilidad para paliar las pérdidas de los subsectores agrarios que más afectados se están viendo, así como que no se olvide de los pueblos y las zonas rurales.

A los consumidores, también desea UPA Andalucía hacer un llamamiento, para que tengan en cuenta que, gracias al gran sector agroalimentario de que disponemos en España, tenemos asegurado el suministro de alimentos sanos, seguros y de calidad, en un momento tan complicado.

Pero, para garantizar su continuidad, necesita del apoyo y del consumo de los ciudadanos, cuyas decisiones de compra son vitales para el mantenimiento de las explotaciones y el empleo en el medio rural. Por tanto, hay que apostar, más que nunca, por alimentos de origen andaluz y español.

Fuente: UPA Andalucía