España se queja a Francia por los ataques a camiones españoles de fruta y vino

La embajada de España en París ha presentado hoy una queja formal a las autoridades galas por el nuevo ataque a camiones españoles por parte de agricultores franceses en los últimos dos días en la frontera, según ha informado de fuentes diplomáticas la agencia EFE.

Los incidentes comenzaron la noche del pasado lunes, donde un camionero español fue abordado en Narbona (ciudad del suroeste francés) porque portaba más de 25 mil litros de origen español y que los agricultores franceses derramaron. Al día siguiente, unos 50 miembros del Sindicato de Jóvenes Agricultores del GARD JA-30, comenzaron a realizar labores de control de todo los camiones que pasaban por la autopista A-9 entre Nimes y Montpellier procedentes de España.  Esa misma mañana, retuvieron a un camión con matrícula francesa que transportaba vino español y vertieron toda la mercancía.

En dicha protesta, la embajada hispana, afirma que “condena, una vez más, las agresiones sufridas por personas y bienes españoles en Francia, y ruega al Gobierno francés tomar las medidas adecuadas para acabar de forma efectiva con esta deriva de actos vandálicos”. Transmitieron su «profunda preocupación por lo ocurrido«,  recordando al país vecino y que está “obligada a garantizar la libre circulación de mercancías y de personas dentro de la Unión Europea” y que lo acontecido “no contribuye a la seguridad jurídica necesaria que todo Estado de Derecho de la UE debe garantizar”. El embajador español, Ramón de Miguel, ruega al Ejecutivo francés «tomar las medidas adecuadas para acabar de forma efectiva con esta deriva de actos vandálicos».

El ejecutivo francés ha condenado firmemente lo ocurrido y el portavoz del Gobierno galo y ministro de Agricultura francés, Stéphan Le Foll, ha apelado «a la tranquilidad y al diálogo» en un comunicado. El político francés argumenta que las medidas drásticas de los agricultores franceses (fuertemente movilizados para garantizar el origen y la conformidad de las etiquetas) vienen por el déficit francés de vino sin indicación geográfica y para cubrir la demanda se importan caldos de otras procedencias.

 

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