Nuevo análisis de impacto sobre el reglamento relativo al uso sostenible de los productos fitosanitarios: EFOW expresa su preocupación por el futuro del sector vitivinícola

Tras la publicación por parte de la Comisión Europea de un estudio que complementa la evaluación de impacto de la propuesta de reglamento relativo al uso sostenible de los productos fitosanitarios en la UE, las organizaciones representativas de las denominaciones de origen de vino a nivel europeo y a nivel nacional expresan su grave preocupación por el futuro del sector.

EFOW (European Federation of Origin Wines), organización europea que representa a las indicaciones geográficas europeas ante las instituciones de la Unión Europea y de la que la Conferencia Española de Consejos Reguladores Vitivinícolas (CECRV) forma parte, junto a las organizaciones representativas de las DDOO en Francia, Italia y Portugal, comparten el objetivo general de la Comisión Europea de reducir el uso de los productos fitosanitarios más peligrosos.

Durante muchos años, los viticultores europeos han estado trabajando a través de la innovación y la evolución de sus prácticas para preservar la calidad de sus vinos al tiempo que responden a los desafíos de la sostenibilidad, que se basa en tres pilares que se refuerzan entre sí: el económico, el medioambiental y el social.

La Unión Europea es el primer productor de vino del mundo, ya que representa el 45 % de la superficie vitivinícola mundial. Este sector con alto valor añadido económico contribuye de manera significativa a la vitalidad de muchas regiones europeas en las que la actividad sería prácticamente inexistente sin el viñedo. Como primer sector agroalimentario en términos de exportaciones, también desempeña un papel positivo en la balanza comercial de la UE. 

La viticultura europea es única; se caracteriza por sus denominaciones de origen e indicaciones geográficas, las cuales no pueden ser reubicadas y dan forma a territorios y paisajes. Muchos viñedos están sujetos a medidas de protección a nivel local, regional, nacional y, a veces, incluso internacional, a través de la UNESCO.

En general, la viticultura ofrece paisajes y ecosistemas muy diversos, hábitat de muchas especies. Estos potenciales de biodiversidad deben seguir siendo protegidos.

Los productores están completamente comprometidos con la transición ecológica como lo demuestra el creciente uso de certificaciones ambientales, la revegetación del viñedo, la introducción de disposiciones agroambientales en pliegos de condiciones o planes sectoriales, la investigación sobre variedades resistentes y el aumento de superficies dedicadas a la viticultura ecológica.

Sin embargo, esta trayectoria hacia una sostenibilidad creciente solo puede fortalecerse si los objetivos establecidos son alcanzables. Para lograrlo, resultan esenciales las alternativas eficaces a los productos fitosanitarios para apoyar al viñedo en una transición sostenible que tenga en cuenta la viabilidad de la planta y el tiempo que requiere la investigación. A pesar de décadas de investigación y experimentación, todavía no hay respuestas efectivas a las enfermedades fúngicas como el mildiu y el oídio.

La vid no tiene resistencia natural a estas enfermedades y, en años de alta presión, el 100 % de la uva se puede perder en pocos días sin el uso de insumos. Aunque la experimentación de variedades resistentes y cualitativas que respeten las propiedades organolépticas de los vinos está en marcha, es una evolución que forma parte del medio y largo plazo porque se necesita tiempo para adaptar y luego validar estos enfoques resultantes de largos procesos de investigación. 

Además, se debe mantener la competitividad de las empresas y especialmente de las pymes para apoyar a los viticultores en sus esfuerzos de sostenibilidad. Este equilibrio podría verse socavado por las reducciones de producción previstas en un corto período de tiempo y sin una solución técnica alternativa. 

En este contexto, las organizaciones representativas de las denominaciones de origen de vino a nivel europeo y a nivel nacional opinan que la propuesta legislativa de la Comisión Europea no es realista para la viticultura, a menos que cuestione el futuro de este sector en la UE. Sin embargo, esta es la elección que la Comisión Europea parece querer hacer sin reservas. 

Los resultados del estudio que complementa la evaluación de impacto sobre el uso de productos fitosanitarios son muy preocupantes. Las proyecciones muestran disminuciones de producción de uva estimadas en -28 % en Francia, -20 % en Italia y -18 % en España. Estas cifras alarmantes no tienen en cuenta el impacto de los peligros climáticos (granizo, heladas, sequías, etc.) que regularmente tienen repercusiones en la viticultura europea.

En su nuevo estudio publicado ayer, la Comisión Europea explica que esto no plantea un problema importante, argumentando que las uvas, y por lo tanto el vino, no son un cultivo esencial para la seguridad alimentaria europea. No obstante, es crucial medir la contribución económica y social vital de la viticultura en muchas regiones de la UE, así como el patrimonio cultural de la vid y el vino.

Sin los viñedos, muchas regiones europeas se verían privadas de la creación de riqueza, empleo, turismo y, en consecuencia, tanto el desarrollo rural como la planificación de estos territorios se verían afectados de manera negativa y sostenible.

El enfoque resultante de las conclusiones del análisis de la Comisión es preocupante para el futuro del sector y sugiere una falta de consideración por lo que representa la viticultura europea. El diálogo con las partes interesadas es una prioridad para apoyar la transición.

Las denominaciones de origen de vino europeas aspiran a tener un papel importante en la transición ecológica, pero esto debe hacerse de manera sostenible, sin sacrificar el futuro de este sector y de las regiones vitivinícolas europeas. Por eso es esencial que los responsables europeos elaboren un plan de acción realista que tenga en cuenta el tiempo necesario para encontrar y aplicar alternativas eficaces al uso de productos fitosanitarios.

Fuente: CECRV