La superficie de regadío aumenta un 8,7% en 15 años en España

Según organismos internacionales como la FAO, será necesario aumentar la producción de regadío más de un 40% antes del año 2030 y más de un 70% antes del 2050 para garantizar el abastecimiento de alimentos básicos a la creciente población mundial. En España, el regadío supone cerca del 15% del área total cultivada y casi un 60% de la producción final agrícola nacional. En los últimos 15 años, la superficie total de regadío nacional aumento de 3.344.636 hectáreas a 3.636.519 hectáreas, mientras que el volumen de agua de riego utilizada en el sector agrario muestra una marcada tendencia a la baja. El regadío español representa aproximadamente un tercio del total de superficie irrigada en Europa.

En 20 años, la modernización ha permitido reducir el consumo de agua para regadío en más de un 20%. Esto es debido al aumento del uso de sistemas de regadío más eficientes, observándose un gran descenso en el uso de riego por gravedad mientras que el riego localizado (goteo) ha aumentado hasta llegar a casi la mitad de la superficie de regadío cultivada.

Según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística, el sistema de regadío por goteo demuestra su eficiencia consumiendo 3.239,68 m3 de agua por hectárea cultivada. El riego por aspersión y automotriz consume 4.850,51 m3 de agua por hectárea cultivada y el riego por gravedad, el menos eficiente cuya superficie cultivada está en retroceso, consume 6.252,86 m3 de agua por unidad de superficie. El regadío demanda unos 16.000 hectómetros cúbicos al año lo que supone un 63% del consumo total de agua.

Esta mejora en la utilización de los recursos hídricos en la agricultura, es el resultado de las actuaciones acometidas para la modernización de los regadíos en España, y la eficiencia en el uso del agua, no sólo por  la mejora en su gestión a través de las obras realizadas, sino también por la evolución progresiva hacia sistemas de riego más eficaces. Con ello se ha contribuido al sostenimiento y conservación del medio ambiente en el territorio, armonizando las necesarias actuaciones de regadíos con la conservación y el mantenimiento de los ecosistemas. Los sistemas de riego modernizados ayudan a ahorrar agua pero demandan más energía. Es por ello que, desde que se suprimieron en 2008 las tarifas especiales, el aumento medio de la factura energética ha sido superior al 100% dificultando la viabilidad de las explotaciones que han apostado por estos sistemas de riego.

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