Amigos de la Tierra reclama una ley del clima que responda a la crisis ecosocial

Ayer, 13 de mayo, se aprueba la Ley de Cambio Climático y Transición Energética en el Congreso de los Diputados después de años de negociaciones. El texto, que tiene luz verde en un momento decisivo para el planeta y con la COP26 a la vuelta de la esquina, contempla unos objetivos insuficientes para hacer frente a la emergencia climática. 

Amigos de la Tierra, como organización pionera a la hora de demandar una ley de cambio climático, no puede evitar celebrar la aprobación de una ley de estas características, aunque considera que el Gobierno está perdiendo una oportunidad para enfrentarse a la emergencia climática con un texto excesivamente flojo.

Cristina Alonso Saavedra, responsable de Justicia climática y energía ha declarado:

«Se trata de una ley que está muy por debajo de las necesidades estatales e internacionales marcadas por la ciencia para evitar las peores consecuencias de la crisis ecosocial. A su vez no contempla la responsabilidad histórica de España frente a los países del Sur Global, territorios y comunidades más vulnerables, que están sufriendo los impactos de la emergencia climática sin tener apenas responsabilidad sobre ella».

La reducción de emisiones fijadas en un 23% para 2030 nace obsoleta y es insolidaria. Necesitamos apostar por una reducción de un 55%, si no corremos el riesgo de alcanzar una temperatura de 3ºC, lo que nos podría llevar a un cambio climático sin retorno. Es indispensable que el Gobierno esté a la altura de las circunstancias, para esto debe recapacitar e incrementar el objetivo de acuerdo a las recomendaciones científicas y las demandas ciudadanas”.

“La planificación en términos de transición energética dista mucho de impulsar una democratización del sector tal y como indican las directivas europeas. A esto hay que sumar que los objetivos de penetración de renovables tampoco están a la altura de la emergencia climática. Es necesario, por tanto, aumentar la ambición y alcanzar el 100% de energías de origen renovable en el consumo de energía final para el año 2040, así como alcanzar un sistema eléctrico 100% renovable para el año 2030, pero también establecer objetivos vinculantes de participación ciudadana. La falta de estos últimos está dando lugar a la proliferación de megaproyectos liderados por las grandes empresas energéticas, lo que ya está causando impactos ambientales y sociales y generando gran oposición en muchos territorios”.

“Por último, la emergencia climática va más allá de una mera transición energética y objetivos de reducción expresados en números. Sectores como el agrícola o el de residuos, entre otros, son fundamentales en la lucha contra la emergencia climática. Son necesarias políticas sectoriales que estén en coherencia y que den respuestas a las causas de la crisis en la que nos encontramos. Además, llevarlas a cabo desde una perspectiva de justicia climática, asumiendo la responsabilidad histórica por parte de los países del Norte global y con una base de justicia social, ecológica y de género para que efectivamente nadie se quede atrás”.

Se puede ver un análisis en profundidad siguiendo este enlace.

Fuente: Amigos de la Tierra