La producción mundial de aceite de oliva se ha triplicado en los últimos 57 años

La producción mundial de aceite de oliva casi se ha triplicado en los últimos 57 años, al pasar de un millón de toneladas en 1958/59 a cerca de 3 millones de toneladas en 2015/16, según ha destacado el Consejo Oleícola Internacional (COI) en su último informe de mercado, una publicación que ya ha alcanzado el centenar de números. En esta edición especial, que en la actualidad cuenta con más de 6.800 suscriptores y que inició su andadura en febrero de 2006, el COI ha realizado un recordatorio de la historia y funciones del organismo desde su creación.

A nivel mundial, este organismo ha precisado que la evolución de la producción de aceite de oliva no ha sido homogénea. Así, hasta 1994/95, aumentó progresivamente hasta alcanzar durante tres campañas una constante de poco más de 1,8 millones de toneladas. El fenómeno de alternancia aparece a veces de manera importante con producciones bajas (1962/63 y 1964/65), que enmarcan una campaña “muy fuerte” (1963/64), o al contrario (1980/81 y 1982/83), con una campaña baja (1981/82). También se produjeron fluctuaciones en el período comprendido entre las temporadas 1987/88 y 1991/92.

Por su parte, la campaña 1996/97 provocó un auténtico cambio de escala y, por primera vez, la producción mundial superó los 2,5 millones de toneladas. A partir de ese momento, la evolución de la producción retoma su ritmo de crecimiento con repuntes al alza que en 2003/04, 2004/05, 2010/11 permiten que se superen los 3 millones de toneladas de producción, alcanzando una cifra récord en 2013/14 (3,3 millones de toneladas).

No obstante, según el COI, en las últimas cinco campañas, se han registrado “fuertes” aumentos y disminuciones históricas, al pasar de 3,3 millones de toneladas en 2013/14 a un mínimo de 2,4 millones en las temporadas 2012/13 y 2014/15. En su opinión, estas acusadas diferencias de obedecen no solo al fenómeno de la alternancia sino también a condiciones climáticas desfavorables –fuertes lluvias en algunas zonas, temperaturas muy altas en otras – y numerosas enfermedades del olivo en algunos países productores.

Origen del COI y funciones

Fue en 1959 cuando, como consecuencia de la firma del primer Convenio Internacional del Aceite de Oliva por parte de los gobiernos de Bélgica, España, Francia, Grecia, Israel, Libia, Marruecos, Portugal, Reino Unido y Túnez, cuando tuvo lugar la creación de esta organización en Madrid, bajo los auspicios de Naciones Unidas. Han pasado 57 años y ya son seis los convenios internacionales (el último de ellos entrará en vigor el 1 de enero de 2017).

Con este acuerdo, el COI ha destacado que podrá continuar «con paso firme» su misión de impulsar un desarrollo «armonioso y duradero» del sector oleícola mundial. En concreto, este nuevo convenio facilita la participación de los países importadores y cuenta con un sistema modificado para el cálculo de la distribución de las cuotas de participación que está destinado a alentar a los países consumidores a unirse. Además, reafirma el papel de este organismo como centro mundial de documentación y difusión de información sobre el olivo y sus productos. También presta especial atención a las normas tanto a nivel nacional como internacional en lo relativo a las características físico-químicas y organolépticas de los aceites de oliva, los aceites de orujo de oliva y las aceitunas de mesa a fin de evitar obstáculos al comercio y garantizar la calidad.

Desde sus comienzos, esta organización ha asegurado que ha luchado por la mejora de la calidad del aceite de oliva y por la sensibilización del sector y del público en general sobre este tema. “Se trata de una pieza fundamental que cobra renovada fuerza en el marco del nuevo convenio”, han remarcado desde este organismo, al tiempo que han subrayado que, en gran medida, la calidad es un concepto moderno en continua evolución y en el que cada eslabón de la cadena alimentaria juega un papel imprescindible con el fin de fortalecer la imagen del aceite de oliva como un producto excelente.

Para ello, el COI ha resaltado la importancia que presta a la formación en el campo y en la almazara; la investigación química y sensorial para desvelar todos los secretos del zumo de aceituna así como para impedir la adulteración; los proyectos de investigación y desarrollo para mejorar las prácticas culturales o el impacto medioambiental de la olivicultura o valorizar los subproductos oleícolas; los cursos y seminarios de marketing y los estudios económicos; los programas de control de calidad en mercados importadores; la promoción y divulgación de la información para que se conozca el producto y se entienda su diferencia de otras grasas. “Hoy en día, sin lugar a dudas, la calidad ha mejorado enormemente y ha pasado a ser una cuestión clave para el desarrollo del sector. Queremos pensar que el COI ha sumado su granito de arena a este esfuerzo”, ha señalado el organismo.

En 2015, un total de 17 países miembros forman parte de la organización: Albania, Argelia, Argentina, Egipto, Irán, Irak, Israel, Jordania, Líbano, Libia, Marruecos, Montenegro, Siria, Túnez, Turquía, Unión Europea y Uruguay. Este grupo de países representan el 97% de la producción mundial y el 96% de las exportaciones mundiales.

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