COAG reclama compatibilizar la actividad agraria y ganadera con la conservación del medio ambiente

La agricultura y los agricultores no sólo producen alimentos y materias primas agroalimentarias, sino que además ocupan el territorio, evitan el despoblamiento de las zonas rurales, luchan contra los incendios forestales y la propagación de la maleza, afrontan los problemas de desertización, conservan el paisaje y pueden contribuir al freno de la contaminación de la atmósfera, suelos y aguas, siempre y cuando se decanten por una producción sustentable y ecológica. La agricultura es, por tanto, una actividad imprescindible para la consecución de un auténtico desarrollo rural integrado.

Por este motivo, es incomprensible para los agricultores y ganaderos andaluces que a la hora de emprender una actividad profesional en el campo sean tantos los obstáculos a los que se tienen que enfrentar. Se trata de auténticos “palos en la rueda” que ponen las propias administraciones, que aplican al pie de la letra unas normativas elaboradas desde la protección urbanita sobre el medio rural, en una exacerbación del conservacionismo y la burocracia.

Desde la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos –COAG- de Andalucía llevamos años demandando una mayor flexibilización por parte de las administraciones, así como un verdadero apoyo al desarrollo rural. En este sentido, desde esta organización agraria reclamamos una verdadera apuesta por la dinamización del medio rural. “No es de recibo que quieran pueblos vivos, un lema que comparten los representantes públicos en sus discursos, pero a los agricultores nos asfixien con tanta burocracia y limitaciones. Suena a tomadura de pelo. Esto no tiene ni pies ni cabeza”, afirma Eduardo López, secretario de organización de COAG Andalucía.

Sobre este asunto también se ha manifestado Antonio Rodríguez, responsable de Ganaderías de COAG Andalucía y secretario provincial de COAG Málaga, quien destaca que son numerosos los casos de agricultores y ganaderos andaluces que no pueden llevar a cabo su actividad porque están en una espera interminable para que les den las licencias o, directamente, se las deniegan. Es intolerable que quien vive de la agricultura y la ganadería no pueda tener su propia casa para seguir ejerciendo la actividad en las cercanías de su explotación agroganadera, o no pueda tener las infraestructuras necesarias, tratándolos, por tanto, igual que a los especuladores del ladrillo. Es una injusticia y un sinsentido. “Ocurre incluso con el relevo generacional –añade Rodríguez-. Pasar la explotación de padres a hijos suponen una multitud de trámites que dificultan el traspaso, cuando precisamente desde el discurso público la apuesta por el relevo es prioritaria. De hecho, hay ayudas para motivar la incorporación de jóvenes al sector. Por tanto, es incomprensible que todo se paralice por la maquinaria burocrática. Por un lado motiva y, por otro, aburren”.

Por todo ello, desde COAG Andalucía se hace un llamamiento a los responsables de las distintas administraciones a que den solución a este problema que tanto perjuicio está causando al desarrollo socioeconómico del medio rural andaluz.

Informa: COAG Andalucía