Feragua comparece en el Parlamento Andaluz para valorar la Ley del Cambio Climático

El secretario general de Feragua, Pedro Parias, ha comparecido en el Parlamento de Andalucía para ofrecer la opinión de nuestra asociación sobre la ley de Medidas contra el cambio climático promovida por el Gobierno andaluz. En su comparecencia, Pedro Parias lamentó ante los grupos parlamentarios la clara orientación forestal de la norma, en detrimento del agrario, y recordó que la agricultura es responsable de aproximadamente un 9% de la emisión de GEI, por lo que debería tener una atención preferente en esta ley, de la que no goza, hasta el punto de que la palabra regadío no aparece en todo el articulado. En este sentido, consideró muy revelador que en la definición de sumidero de carbono no se incluya a los cultivos permanentes, que actúan exactamente igual que los bosques, y dijo que quizás eso no hubiera pasado si las competencias de medio ambiente y agricultura estuvieran unificadas en una misma consejería. “Creemos que hay que introducir en el espíritu de la ley no solo medidas relacionadas con la actividad forestal, sino también con el agrícola, que pueden contribuir en mucho mayor medida a mitigar el cambio climático”, explicó.

Pedro Parias se refirió en concreto al potencial que tendría el fomento de las renovables en el regadío sobre la reducción de la emisión de gases efectos invernadero, fundamentalmente CO2. “Si el 40% del consumo energético del regadío andaluz se pudiera suministrar con fuentes de energías renovables (hidráulica, eólica y fundamentalmente fotovoltaica) estaríamos dejando de emitir cerca de 140 millones de Tm de CO2, luego incentivar a plantas renovables para la autoproducción de energía con destino al regadío, puede ser la medida con más efecto de mitigación que se puede dar en toda Andalucía a corto plazo en el ámbito de la agricultura”, indicó.

El secretario general de Feragua señaló justificó asimismo la importancia de la garantía de agua ante las consecuencias del cambio climático, que traerá temperaturas más altas (y por tanto más demanda hídrica de los cultivos), menos precipitaciones y lluvias más torrenciales y espaciadas. Unas consecuencias que justifican la necesidad de promover la modernización del regadío para ahorrar recursos hídricos, de promover nuevos embalses y balsas de riego para mejorar las garantías de todos los usos y laminar las avenidas, y limitar el crecimiento del regadío para no incrementar el consumo, exceptuando la provincia onubense en situación de superávit hídrico.

Finalmente, consideró innecesaria la creación de una oficina andaluza del cambio climático, cuyas funciones pidió dependieran de un área administrativa de la Consejería, para evitar más organismos generadores de gasto y burocracia inútil.