“Con el cierre de la fábrica, el futuro de la remolacha en Andalucía queda sentenciado”

Diego Bellido, responsable de Remolacha de COAG Andalucía: “Estamos ante un desmantelamiento del sector similar a la reconversión de 2005, un sinsentido económico, social y ambiental que deja nuestras tierras en manos de importaciones”.

Lo que COAG Andalucía advirtió el pasado mes de julio lamentablemente se ha cumplido. La industria azucarera ubicada en Jerez ha anunciado que no habrá más campañas de molturación de remolacha. Una decisión que supone un auténtico desastre para el sector y para las comarcas productoras de Cádiz y Sevilla, donde este cultivo ha sido tradicionalmente un motor económico y social.

El responsable de Remolacha de COAG Andalucía, Diego Bellido, ha sido tajante: “Si cierra la fábrica, desaparece el cultivo. Estamos hablando de un cultivo social, vinculado a nuestro territorio, que ahora se va a sustituir por importaciones de materia prima traída en barco desde la otra punta del mundo, mientras se abandona a los productores locales, asfixiados por el incremento de costes y la falta de precio y de rentabilidad”.

La situación que hoy se confirma era una muerte anunciada. En la pasada campaña apenas se sembraron unas 6.000 hectáreas en Andalucía, de las cuales 3.600 correspondieron a Cádiz y 2.200 a Sevilla, muy lejos de las 9.000 o 10.000 hectáreas de años anteriores. A ello se sumó la caída de los precios ofrecidos por la industria, que desincentivó a muchos agricultores a sembrar, y unas condiciones climáticas adversas: las lluvias de octubre retrasaron las siembras y las de marzo favorecieron la aparición de enfermedades como la cercospora, que impidieron realizar tratamientos a tiempo y causaron daños graves en muchas parcelas. También se registraron incidencias con plagas de chinches, que elevaron aún más los costes de producción. El resultado fue una campaña ruinosa, con rendimientos muy bajos. En las parcelas de riego a pie apenas se alcanzaron entre 50 y 60 toneladas por hectárea, cuando en campañas anteriores muchas superaban las 100. Solo los cultivos de secano ofrecieron algo mejores resultados gracias a las lluvias, aunque no hay otro cultivo alternativo donde los agricultores puedan aplicar las ayudas agroambientales (API), ya que en secano no se siembra algodón.

“La remolacha fue, junto con el algodón, uno de los cultivos que impulsaron el despegue económico de nuestras localidades. Hoy, sin embargo, hablamos de un cultivo residual, sin relevo generacional y sin planificación industrial. Con el cierre de la fábrica de Jerez, el futuro de la remolacha en Andalucía queda sentenciado. La pérdida de los apoyos agroambientales y la falta de alternativas en secano suponen un golpe devastador para el territorio, similar a la reconversión de 2005”, denuncia Bellido.

Además, el sector ha realizado cursos y formación específica durante años para mejorar técnicas de cultivo, sanidad vegetal y eficiencia productiva, que ahora quedan sin sentido ante el cierre de la fábrica y la pérdida del cultivo.

COAG Andalucía lamenta que la industria haya preferido (porque se le permite y nadie ha hecho nada para impedirlo) recurrir a la importación de remolacha desde terceros países antes que garantizar la sostenibilidad del cultivo en nuestra tierra, condenando a agricultores y zonas productoras al abandono. “Nos preguntamos qué vamos a hacer ahora con las tierras de secano. Se está destruyendo un modelo productivo que daba vida al territorio para ponerlo en manos de multinacionales que traen en barcos la materia prima y los alimentos desde la Cochinchina. Estamos ante un desmantelamiento del sector similar a la reconversión de 2005, un sinsentido económico, social y ambiental que deja nuestras tierras en manos de importaciones”, concluye Bellido.

Ante esta grave situación, que supone un importante varapalo para el sector agrario andaluz, con multitud de frentes, COAG Andalucía solicita la implicación urgente de las Administraciones para evitar la pérdida de un cultivo histórico, proteger el territorio y mantener las ayudas agroambientales que han sustentado la viabilidad de la remolacha en secano.

Fuente: COAG Andalucía